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I Profesional 07/12/2014

En 10 meses las exportaciones cayeron 11%. De 30 países con economías que más crecieron en 2012 y 2013, Argentina tiene representación diplomática en seis.

La creciente falta de competitividad por la alta inflación y una escasez de dólares que amenaza las reservas, contratos y expectativas es el cóctel que explica la declinación del comercio exterior argentino.
La solución ideada por el Gobierno ante la coyuntura -complejas regulaciones burocráticas, trabas para insumos clave para la producción y cepo al dólar- convierte el intercambio de productos con el mundo en una trinchera diaria.
En la actualidad, el Gobierno parece conspirar contra sí mismo. En diez meses, las exportaciones locales acumulan una baja de 11% cuando en el planeta -según la Organización Mundial de Comercio- crecerán 3,1% este año.
La salida -dicen los expertos- no es ahorcar las importaciones, sino lograr una mirada de largo plazo que incremente las alicaídas ventas al exterior.
«Hoy la Argentina no tiene capacidad competitiva, por lo que cualquier negociación comercial está fuera de la agenda gubernamental. Las discusiones actuales son muy básicas», argumentó un ex funcionario con una extensa carrera en el mundo de las negociaciones internacionales.
Por ejemplo, la Argentina fue hace meses la que retrasó las negociaciones para un acuerdo comercial entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea, que principalmente impulsa Brasil.
Un indicio de lo desfocalizado que está el comercio exterior argentino es su organigrama diplomático.
Las embajadas son, gracias a sus secciones comerciales, el principal vínculo entre los productos argentinos y sus compradores extranjeros.
Según un informe de la consultora DNI, de las 30 economías que más crecieron en el mundo en 2012 y 2013, la Argentina tiene embajadas sólo en seis. Esto quiere decir que tiene presencia en sólo 20% de los mercados más dinámicos.
Pero, además, la Argentina no está generando exportaciones importantes a países abiertos y grandes importadores. De acuerdo con DNI, de los 21 principales compradores de mercancías a nivel mundial en 2013, la Argentina contiene a sólo cinco en su top ten, pero además les vende poco en relación con lo que esos países comercian con el mundo.
«La función de la Cancillería y las embajadas en el exterior es muy relevante si se ejerce bien», afirmó Marcelo Elizondo, director de DNI.

«Hoy el desarrollo de negocios en mercados nuevos requiere información, inteligencia competitiva, estudio de condiciones de acceso a mercados, detección de contrapartes para nuestras empresas, organización de agendas de desembarco, promoción, entre otros cosas. La Argentina cuenta con una red de sedes diplomáticas propia del siglo XX. Necesita redibujar su entramado de representaciones diplomáticas con funciones económicas y comerciales para tener instrumentos de asistencia a empresas», describió.
Luego de la última crisis financiera mundial, que afectó principalmente a los países desarrollados, los que más crecen y que muestran un elevado potencial son aún los mercados emergentes.
Entre ellos -de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)- están Sierra Leona, Nigeria, Mongolia, Irak, Timor Oriental, Bhutan, Liberia, Panamá, China y Turkmenistán, además de otros pequeños y poco conocidos países. De las 30 economías más expansivas, sólo existe representación diplomática o comercial en seis, explicó Elizondo, según La Nación.
Además, algunas misiones comerciales que se hicieron a esos países terminaron mal. Es el caso de cuando el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno buscó vender cosechadoras en Angola. A pesar de que las máquinas se expusieron como un ejemplo frente a la Casa Rosada, en abril de este año se supo que la empresa que las fabricaba quebró.
En las naciones más dinámicas que pertenecen a África, el país sólo tiene representación en cuatro -Mozambique, Nigeria, Etiopía y Angola-. En total, hay 11 embajadas en el continente (a pesar de que varios embajadores su mueven desde su enclave central a otros países sin representación).
En contraste, Brasil tiene 37 embajadas en África, por lo que sobrepasó a Gran Bretaña. «Nuestro gran vecino y aliado en el Mercosur entendió este fenómeno y, en particular, comprendió la relevante incidencia de África en el mundo», explicó Elizondo.
Para la consultora DNI, muchos de los más relevantes mercados de importación a nivel global no son aprovechados por la Argentina. «Más de la mitad de los 20 principales compradores de servicios y mercancías en el mundo son asiáticos. El año pasado, sólo dos de los principales 15 mercados de las exportaciones argentinas fueron asiáticos», afirmó Elizondo.

Los resultados

Las mayores exportaciones del país en 2013 fueron a Brasil (u$s17.681 millones), China (6234 millones), Estados Unidos (4390 millones), Chile (4006 millones) y Venezuela (2343 millones). Pero entre los 15 mayores importadores mundiales aparecen Japón, Corea, Hong Kong, la India, Singapur, Taiwan, Turquía, Emiratos Árabes, Malasia, Indonesia y Arabia Saudita, en los que el país coloca muy pocos productos.
«Hay una relevante diferencia entre la significativa participación en el comercio internacional de los principales importadores y la participación de los mismos en las exportaciones argentinas», indicó el documento de DNI, según el matutino.
«De estos países, que representan por lo menos el 1% de las importaciones mundiales, sólo Brasil genera a la Argentina ventas externas por un porcentaje igual o mayor que lo que representa ese país a nivel mundial. Los demás grandes importadores generan para la Argentina exportaciones por un porcentaje menor que el que generan a nivel mundial.»
La planificación del comercio exterior argentina es obsoleta. «Tradicionalmente existe un esquema dual de comercio exterior», explicó Jorge Vasconcelos, economista jefe de Ieral. «En la parte del complejo agroindustrial, el grueso se canalizó a través de las grandes compañías que operan en el sector. Y en la industria, por una parte el complejo automotriz tiene por característica que el comercio exterior es comercio intraindustrial. En el resto, donde operan las pymes, el radio de acción fue América latina», cerró.

La Nación 09/12/2014

Un trabajo del BID destaca la importancia de que, más allá de la estabilidad económica y las reformas estructurales, la región avance con políticas activas para mejorar su posición en el mundo; diferencias que superan a las definiciones.

Los términos y las políticas también tienen su reivindicación: lo que hace apenas una década era sinónimo de «mala palabra», hoy resulta la clave para el crecimiento de un país. La vieja y denostada «política industrial» quedó atrás. Hoy hay que hablar de «políticas de desarrollo productivo». Al menos es lo que plantea un trabajo publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En «¿Cómo repensar el desarrollo productivo? Políticas e instituciones sólidas para la transformación económica», Gustavo Crespi, Eduardo Fernández-Arias y Ernesto Stein recorren el camino para desentrañar las vías por las que se puede transformar a la política industrial -«que a menudo ha sido contraproducente»- en un instrumento útil para aumentar la productividad.

Durante la presentación que hicieron en la Universidad de San Andrés, Fernández-Arias y Stein enfatizaron que las experiencias de crecimiento exitoso en el mundo han estado frecuentemente ligadas a políticas de desarrollo productivo (PDP) activas. Y citaron un ejemplo concreto: la República de Corea.

«Probablemente se trate del caso de desarrollo más exitoso del siglo 20, y la manera en la que dio forma a su economía fue mediante políticas activas de apoyo a sectores específicos en diferentes etapas de desarrollo: desde los fertilizantes a la construcción naviera, los automóviles y, más recientemente, la electrónica», dijeron.

Los escuchaba un grupo de economistas y expertos en políticas públicas, invitado para comentar el libro (entre otros, Lucio Castro, de Cippec; Germán Coloma, de la Universidad del CEMA; José María Fanelli, de Cedes-Conicet-San Andrés); Daniel Heymann, de UBA-San Andrés; Patricia Marino, de INTI; Fernando Navajas, de FIEL; y Verónica Robert, de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

El informe propone «un nuevo marco conceptual para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a evaluar mejor y a adoptar las políticas de desarrollo productivo necesarias para prosperar sin caer en los errores del pasado».

Según Castro, el libro es un verdadero tour du force sobre la política que hasta hace muy poco no se nombraba entre los economistas -e incluso los hacedores de política- de América latina y el Caribe: la política industrial. «Sin embargo, lo que el trabajo define como PDP, tiene rasgos muy distintos de la vieja Política Industrial (PI) ya que busca resolver fallas de mercado con un objetivo central: aumentar la productividad, con preferencia de instrumentos de política blandos, como la provisión de bienes públicos, en el contexto de una economía globalizada. Por lo tanto, rechaza el proteccionismo y los instrumentos tradicionales de la PI para proteger sectores estructuralmente ineficientes», dijo a La Nacion.

MÁS PERJUICIOS QUE BENEFICIOS

Los autores del trabajo del BID admiten que la política industrial causó con frecuencia más perjuicio que beneficio, y que en América latina y el Caribe, en particular, ciertas políticas industriales mal concebidas llevaron a que toda esta clase de políticas adquiriera una mala reputación.

«Durante un tiempo, la visión predominante en la región fue que la mejor política industrial era la que no existía. Sin embargo, librarse de las políticas activas no arrojó los resultados esperados. La baja productividad y su lento progreso en la región están ahora llevando a los países a mirar el desarrollo productivo con una nueva perspectiva, y a considerar estas iniciativas de política que van más allá de la estabilización macroeconómica y las reformas estructurales de mercado», advierten.

Para Navajas, el trabajo es un manual muy prolijo de instrumentos de políticas que se vuelve una guía valiosa para la formulación de PDP.

«Es un avance respecto de posiciones prevalecientes en Washington (del que el BID forma parte inescapable) en la década de los ?90 cuando se ponía el énfasis en el mercado, las privatizaciones y la apertura comercial, y menos en los espacios de intervención creados por fallas de mercado, en particular aquellas vinculadas con problemas de incentivos para la generación y apropiación de beneficios de innovar y desarrollar sectores», comentó el economista de FIEL.

Luego, destacó que el libro no sólo tiene un marco conceptual claro (basado en las «fallas de mercado» que motivarían una intervención), sino que además ofrece muchas aplicaciones prácticas a casos reales y en particular atiende cuestiones de política o gobernabilidad detrás de las políticas públicas.

Stein y Fernández-Arias resaltaron que a pesar del éxito alcanzado en la estabilización macroeconómica y los claros avances en materia de reformas estructurales de mercado, la región no ha logrado un alto desempeño en materia de crecimiento.

«Si bien la acumulación de factores de producción, tanto capital físico como humano, ayudó a estrechar la brecha de ingresos con los Estados Unidos, la productividad es baja y su mal desempeño sigue siendo un obstáculo para la convergencia de ingresos. En cambio, otras regiones en desarrollo exitosas -como los tigres del este asiático- han logrado estrechar marcadamente su brecha de productividad. ¿Qué más podría hacer la región en términos de políticas de desarrollo productivo para impulsar la productividad y el crecimiento?» fue el disparador de la presentación.

Algunos de los puntos sobresalientes del trabajo indican que:

Un error clave de las políticas industriales del pasado en la región radicó en que no se centraron en las ventajas comparativas latentes de los países en desarrollo.
Las políticas subjetivas y arbitrarias que van a contracorriente de la competitividad internacional dieron lugar a una cultura de búsqueda de rentas, condujeron a la ineficiencia económica y, en última instancia, desembocaron en un callejón sin salida.
Una política industrial exitosa requiere fortalezas institucionales que la sostengan.
La gran pregunta entonces es, si algunas políticas pueden ayudar y otras ser perjudiciales, ¿de qué manera pueden los países constatar la efectividad de una política de desarrollo productivo? El informe sugiere tres pruebas clave («la Sagrada Trinidad») para evaluar los méritos de una política:

1) ¿Cuál es la falla de mercado que se ha diagnosticado para justificar la política?

2) ¿Se corresponde la política propuesta como remedio con el diagnóstico que la justifica, ya sea aliviando la falla o corrigiendo su impacto?

3) ¿Son las capacidades institucionales lo suficientemente fuertes para diseñar y ejecutar la política tal como se concibió?

Luego, los autores, suman otra alerta: aun si existe una falla de mercado que, en principio, justificase una intervención de política, las agencias de desarrollo productivo del sector público pueden ser débiles y carecer de las capacidades requeridas para adoptarla en forma adecuada. Por ejemplo, algunas políticas pueden verse expuestas a captura por parte de intereses privados o políticos. De allí que las políticas que funcionan en países con fuertes capacidades institucionales pueden resultar inefectivas o incluso perjudiciales en países que carezcan de ellas.

GUERRA PASADA

Al ser consultado por La Nacion, Navajas, de FIEL, deslizó que por momentos sintió que «nos preparamos para la guerra pasada más que para las que vienen» ya que es inevitable que el libro quiera corregir errores de concepción detrás del diseño de políticas (o de ausencia de políticas sectoriales) de los ?90 y por lo tanto, es inevitable la tentación de decir que es algo que hubiera hecho que las cosas funcionen mejor en los 90.

«Ahora estamos en los 2010 y lo que podría haber sido un gran avance en los 90 (por ejemplo aceptar la existencia de fallas de mercado y ordenar mejor las intervenciones públicas) puede no serlo en esta época. En los 90 no existían las demandas por intervenciones que existen ahora que abarcan tanto la mezcla público privada de empresas (desde Aerolíneas hasta YPF), la tolerancia a la propiedad extranjera, la cuestión distributiva y de empleo, la cuestión ambiental, etc. Esta es una sociedad mucho pero mucho más contenciosa con el capitalismo y todos los sistemas políticos de la región se han estado adaptando a esto con distintos enfoques más o menos extremos», explicó.

Como ejemplo de la nueva realidad, el economista de FIEL señaló que lo que antes se ubicaba en la Secretaria de Industria, ahora se ha corrido a la Secretaría de Comercio.

Como conclusión, destacó que el libro le parece «un gran avance y una referencia obligatoria» porque ayuda a poner un marco de ordenamiento conceptual de las intervenciones y a operar como una contención a políticas que no lucen como razonables para el desarrollo.

El trabajo publicado por el BID -que puede consultarse en www.iadb.org- plantea con claridad que la cuestión no es tanto si los países deben hacer uso de estas políticas sino más bien qué políticas y cómo hacerlo.

Una lectura recomendable para actuales y futuros dirigentes.

Fuente: www.iprofesional.com 27/10/2014

Tras el bochornoso papel que jugaron las consultoras especializadas en sondeos de opinión, que no lograron anticipar el posicionamiento de Aécio Neves y su participación en el ballotage, esta vez las encuestas sí se vieron plasmadas en la realidad.

Tal como venían anticipando los números previos, la candidata oficial Dilma Rousseff se terminó imponiendo, al superar al líder del Partido de la Social Democracia (PSDB) por el 51,6% de los votos contra el 48,3% de su contricante.

De este modo, la «heredera» de Lula logró la victoria en un escenario que se presentaba bastante adverso. Primero, porque su otra rival, la ecologista Marina Silva, tras quedar fuera de carrera en la primera vuelta, hizo un llamado a sus seguidores a votar por Aécio.

Luego, Dilma debió hacer frente a una fuerte denuncia de corrupción en la estatal Petrobras, un escándalo nacional que mereció la primera plana en el semanario de mayor circulación de Brasil, que la acusó de ser partícipe de negocios ilegales.

Pese a esto, el festejo se lo llevó la candidata del Partido de los Trabajadores, que también era la candidata de Cristina Kirchner.

No sólo por la afinidad política que las une, sino también porque su permanencia en elpoder le garantizará al kirchnerismo, en esta etapa final de gestión, un 2015 sin grandes sobresaltos en materia de agenda internacional.

Es sabido que, desde que el PT llegó al poder en el año 2002, cada vez que en la Argentina se inició un proceso electoral, el país vecino respetó a rajatabla el pacto tácito de «no agresión».

Estas, sin dudas, son buenas noticias para el Ejecutivo nacional así como para losindustriales argentinos, dado que la permanencia de Dilma en el poder significaránegociaciones menos traumáticas y beligerantes en temas clave como la renegociación del acuerdo automotriz, trabas a las importaciones, o el debate sobre el futuro del Mercosur.

La mejor opción
Para el analista internacional Gustavo Segré, estas elecciones -que bajo su óptica «no sólo pusieron en juego cuatro años de gobierno, sino también definieron el futuro político y económico de Brasil de las próximas décadas»- «claramente favorecieron a la gestión de Cristina Kirchner».

«Dilma era la mejor opción para la Argentina porque es una aliada histórica, especialmente en lo que hace a su plan de relacionamiento exterior, el cual no plantea grandes cambios«, sostuvo.

En tanto, para Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr, «lo que representa Dilma con su estilo de hacer política resulta mucho más confortable y funcional para laadministración kirchnerista». 

«Primero porque se espera que se mantenga el clima de tolerancia. Segundo porque, de haber cambios, especialmente en lo que hace a la política externa, éstos no serán tanprofundos y rápidos como sí hubiese sucedido con Aécio», comentó.

En una línea similar, Dante Sica, director de la consultora Abeceb, destacó que con la reelección de Dilma, Brasil deberá iniciar una corrección de la política económica, país que debe lidiar con una creciente inflación, caída de la actividad industrial, baja tasa de inversión y alto déficit fiscal.

Sin embargo, destacó que «seguramente, estos cambios resulten lentos y no tan profundos».

Acto seguido, explicó que si bien ante el reclamo creciente de los industriales brasileños por las trabas a las importaciones, «es posible que se advierta un mayor endurecimiento de las relaciones bilaterales con Argentina», consideró que «no se espera un cambio drástico en este sentido».

Así, el sostenimiento de la «paciencia estratégica» es un aspecto fundamental para el kircherismo, que sabe que ningún otro candidato era mejor que Dilma a la hora de tolerar, sin chistar, las crecientes restricciones aduaneras.

Segré recordó que, un año atrás, en pleno debate por las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, los funcionarios del Palacio de Hacienda de Brasil realizaron intensas gestionespara destrabar el flujo de comercio que afectaba a miles de empresas verdeamarelas.

Sin embargo, conforme fue quedando en evidencia la grave crisis por la escasez de dólares que comprometió al Gobierno de Cristina, automáticamente cesaron los reclamos y los discursos críticos por parte de los funcionarios del gabinete de Rousseff. 

De hecho, en los últimos meses, dos automotrices como Renault y General Motors debieron frenar las importaciones de vehículos fabricados en Brasil debido a la negativa del BCRA de venderles dólares para el pago de estas operaciones.

Y pese a que el automotor es un sector altamente sensible, ningún funcionario del país vecino atinó siquiera a levantar un teléfono para hacer llegar sus quejas al Gobierno de Cristina.

Tampoco hubo reclamos a pesar de que en septiembre pasado las importaciones deproductos brasileños se desplomaron casi 40% y ya se encuentran en el nivel más bajo desde el año 2009 (ver cuadro).

Esta «paciencia estratégica» que le estaría asegurando la continuidad de Dilma es una suerte de cheque en blanco para el kirchnerismo, que enfrenta un 2015 difícil en materia de disponibilidad de divisas, de la mano de vencimientos de deuda por cerca de u$s11.000 millones, un precio de la soja deprimido y reservas que, según un relevamiento de Latin Focus, podrían perforar el piso de los u$s20.000 millones.

En diálogo con iProfesional, Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores, destacó que «con Aécio en el poder, las cosas hubiesen pasado a ser muy distintas para la Argentina. Porque era un candidato menos tolerante, que estaba totalmente identificado con los sectores empresarios más duros y que, no casualmente, son los más perjudicados por las trabas aduaneras».

Acuerdo automotor, clave
La permanencia de Dilma en el poder también es alentadora para los industriales argentinos, dado que en pocos meses deberá encararse la negociación tendiente a firmar un nuevo acuerdo automotriz, el cual debería comenzar a regir desde el 1° de julio de 2015 y se extenderá hasta el año 2020. 

Cabe recordar que en junio, ambas partes decidieron prorrogar el pacto actual, fijando unflex o cupo de 1,5. Esto implica que, por cada divisa que se exporte al mercado brasileño, el país vecino podrá colocar no más de un dólar y medio en la Argentina.

El punto clave es que la poderosa Anfavea, la entidad que reúne a los fabricantes de autos de Brasil, exigía una liberación total del comercio, algo que, según analistas, hubiese puesto en peligro inversiones y puestos de trabajo en la industria local.

Sin embargo, el gobierno de Rousseff cedió en las negociaciones y aceptó mantener el sistema de cupos por un año más, hasta que se encare una nueva negociación.

En cambio, de haber llegado Neves al poder, el panorama para la negociación bilateral del acuerdo automotor se hubiese modificado drásticamente.

Sucede que el candidato del PSDB se había declarado abiertamente en contra de lasregulaciones al comercio y en su plataforma de gobierno hizo especial hincapié en la necesidad de que la industria brasileña se abriera al mundo y forme cadenas de valor a nivel global.

Con los ojos en el tipo de cambio

Apremiada por la creciente inflación, que este año va camino a tocar el 6,5% -el punto más elevado de la meta que se había trazado su gobierno-, Rousseff ya anunció quemantendrá la misma política en el manejo del tipo de cambio.

Cabe destacar que el Banco Central de Brasil apela al sistema de «flotación administrada», es decir que suele intervenircomprando o vendiendo divisas para evitar grandes fluctuaciones del dólar.

En diálogo con iProfesional, Luciano Cohan, economista de la consultora Elypsis, destacó que «durante buena parte de su gestión, Rousseff avaló una fuerte apreciación del real, que le fue muy beneficiosa a la Argentina, dado que le dio más oxígeno a las empresasnacionales, apremiadas por la suba de costos».

Sin embargo, destacó que, en los últimos meses, debido a un escenario global de mayorfortalecimiento del dólar, «el real se fue devaluando, como también sucedió con el resto de las monedas de las economías emergentes».

Así, con una relación de 2,5 reales por dólar, Brasil acumula un debilitamiento de su moneda del 13% desde el mes de abril, tocando su valor más bajo desde el año 2005 (ver gráfico).

Para Cohan, «estas son malas noticias para la Argentina, que está acostumbrada a utilizar al dólar como ancla de la inflación».

Según el economista, «la devaluación de comienzos de año ya se consumió completamente. No sólo eso, la suba de precios llevó a que la competitividad cambiaria hoy sea un 4% peor que la de enero, antes del salto de la moneda, y se ubique en los niveles dediciembre pasado» (ver cuadro).

En este contexto, un ascenso de Aécio, hubiese implicado incluso mayores riesgos para laindustria local, dado que el candidato que perdió en la segunda vuelta defendía un tipo de cambio más fluctuante, especialmente si eso representaba una desvalorización del realque ayudara a los exportadores brasileños.

Lo que sucede con el real no le es indiferente al dólar en la Argentina. Cuanto más debilite su moneda el país vecino, mayor presión tendrá el BCRA para acompañar esa devaluación de modo tal que los productos albicelestes no pierdan competitividad cambiaria.

En este sentido, la victoria de Dilma traer algo de respiro a estas tierras porque se muestra menos partidaria a depreciar su signo monetario, como sí lo propiciaba Neves.

«Si nos guiamos por el perfil de ambos candidatos, Aécio estaba mucho másemparentado con Fernando Henrique Cardoso. Es decir, respondía a un perfil mucho más ortodoxo que apuntaba a defender los intereses de los industriales brasileños«, sostuvo Ponce.

Para los expertos, un real por encima de las 3 unidades por dólar se traduciría en mayores problemas para los exportadores argentinos, que deben lidiar con una inflación del 40% anual y un tipo de cambio oficial que no acompaña.

Si bien la permanencia de Rousseff no es garantía de que no sobrevenga una devaluación, sí le genera menos temor a los empresarios locales que, vale mencionar, actualmente colocan en Brasil casi el 90% de los autos exportados desde la Argentina, el 62% de los derivados decaucho, el 60% de los productos plásticos, el 58% de los textiles nacionales y el 40%de los calzados que salen al mundo (ver cuadro).

El futuro del bloque
Para Elizondo, «con el triunfo de Dilma, el Mercosur como se lo conoce hoy en día, corre menos riesgos».

«El bloque está detenido, empantanado, recibe cada vez menos inversión externa y el comercio entre los socios no para de caer. Es necesaria una reformulaciónRousseff seguramenteplanteará cambios pero manteniendo la estructura«, explicó.

En cambio, si Aécio hubiese resultado victorioso, Ponce no dudó en afirmar que «se hubiesen venido tiempos difíciles para la Argentina, dado que el candidato del PSDB había dejado en claro que iba a impulsar acuerdos de libre comercio por fuera del bloque».

«Neves apuntaba a flexibilizarlo. Y, para ello, iba a plantear una modificación de laestructura jurídica del Mercosur, poniendo en riesgo la unión aduanera que hoy, gracias a las preferencias arancelarias, es la que oculta la ineficiencia y la improductividad de laindustria Argentina«, acotó Elizondo.

De este modo, no dudó en afirmar que «con Aécio como presidente, hubiésemos tenido queenfrentar más rápido nuestros problemas derivados de la falta de competitividad, porque en poco tiempo seguro íbamos a estar peleando por un lugar en el mercado brasileño enigualdad de condiciones frente a otros países«.

Pese a esto, desde Abeceb, Sica destacó que ninguno de los dos candidatos estaba encondiciones de ayudar a la Argentina en el punto más importante: hacer despegar en 2015a la economía brasileña y, junto con ella, a las exportaciones de productos albicelestes, que se encuentran en el peor nivel desde 2010.

 

as el bochornoso papel que jugaron las consultoras especializadas en sondeos de opinión, que no lograron anticipar el posicionamiento de Aécio Neves y su participación en el ballotage, esta vez las encuestas sí se vieron plasmadas en la realidad.

Tal como venían anticipando los números previos, la candidata oficial Dilma Rousseff se terminó imponiendo, al superar al líder del Partido de la Social Democracia (PSDB) por el 51,6% de los votos contra el 48,3% de su contricante.

De este modo, la «heredera» de Lula logró la victoria en un escenario que se presentaba bastante adverso. Primero, porque su otra rival, la ecologista Marina Silva, tras quedar fuera de carrera en la primera vuelta, hizo un llamado a sus seguidores a votar por Aécio.

Luego, Dilma debió hacer frente a una fuerte denuncia de corrupción en la estatal Petrobras, un escándalo nacional que mereció la primera plana en el semanario de mayor circulación de Brasil, que la acusó de ser partícipe de negocios ilegales.

Pese a esto, el festejo se lo llevó la candidata del Partido de los Trabajadores, que también era la candidata de Cristina Kirchner.

No sólo por la afinidad política que las une, sino también porque su permanencia en elpoder le garantizará al kirchnerismo, en esta etapa final de gestión, un 2015 sin grandes sobresaltos en materia de agenda internacional.

Es sabido que, desde que el PT llegó al poder en el año 2002, cada vez que en la Argentina se inició un proceso electoral, el país vecino respetó a rajatabla el pacto tácito de «no agresión».

Estas, sin dudas, son buenas noticias para el Ejecutivo nacional así como para losindustriales argentinos, dado que la permanencia de Dilma en el poder significaránegociaciones menos traumáticas y beligerantes en temas clave como la renegociación del acuerdo automotriz, trabas a las importaciones, o el debate sobre el futuro del Mercosur.

La mejor opción
Para el analista internacional Gustavo Segré, estas elecciones -que bajo su óptica «no sólo pusieron en juego cuatro años de gobierno, sino también definieron el futuro político y económico de Brasil de las próximas décadas»- «claramente favorecieron a la gestión de Cristina Kirchner».

«Dilma era la mejor opción para la Argentina porque es una aliada histórica, especialmente en lo que hace a su plan de relacionamiento exterior, el cual no plantea grandes cambios«, sostuvo.

En tanto, para Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr, «lo que representa Dilma con su estilo de hacer política resulta mucho más confortable y funcional para laadministración kirchnerista». 

«Primero porque se espera que se mantenga el clima de tolerancia. Segundo porque, de haber cambios, especialmente en lo que hace a la política externa, éstos no serán tanprofundos y rápidos como sí hubiese sucedido con Aécio», comentó.

En una línea similar, Dante Sica, director de la consultora Abeceb, destacó que con la reelección de Dilma, Brasil deberá iniciar una corrección de la política económica, país que debe lidiar con una creciente inflación, caída de la actividad industrial, baja tasa de inversión y alto déficit fiscal.

Sin embargo, destacó que «seguramente, estos cambios resulten lentos y no tan profundos».

Acto seguido, explicó que si bien ante el reclamo creciente de los industriales brasileños por las trabas a las importaciones, «es posible que se advierta un mayor endurecimiento de las relaciones bilaterales con Argentina», consideró que «no se espera un cambio drástico en este sentido».

Así, el sostenimiento de la «paciencia estratégica» es un aspecto fundamental para elkircherismo, que sabe que ningún otro candidato era mejor que Dilma a la hora de tolerar, sin chistar, las crecientes restricciones aduaneras.

Segré recordó que, un año atrás, en pleno debate por las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, los funcionarios del Palacio de Hacienda de Brasil realizaron intensas gestionespara destrabar el flujo de comercio que afectaba a miles de empresas verdeamarelas.

Sin embargo, conforme fue quedando en evidencia la grave crisis por la escasez de dólaresque comprometió al Gobierno de Cristina, automáticamente cesaron los reclamos y losdiscursos críticos por parte de los funcionarios del gabinete de Rousseff. 

De hecho, en los últimos meses, dos automotrices como Renault y General Motors debieronfrenar las importaciones de vehículos fabricados en Brasil debido a la negativa del BCRA de venderles dólares para el pago de estas operaciones.

Y pese a que el automotor es un sector altamente sensible, ningún funcionario del país vecino atinó siquiera a levantar un teléfono para hacer llegar sus quejas al Gobierno de Cristina.

Tampoco hubo reclamos a pesar de que en septiembre pasado las importaciones deproductos brasileños se desplomaron casi 40% y ya se encuentran en el nivel más bajo desde el año 2009 (ver cuadro).

Esta «paciencia estratégica» que le estaría asegurando la continuidad de Dilma es una suerte de cheque en blanco para el kirchnerismo, que enfrenta un 2015 difícil en materia de disponibilidad de divisas, de la mano de vencimientos de deuda por cerca de u$s11.000 millones, un precio de la soja deprimido y reservas que, según un relevamiento de Latin Focus, podrían perforar el piso de los u$s20.000 millones.

En diálogo con iProfesional, Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores, destacó que «con Aécio en el poder, las cosas hubiesen pasado a ser muy distintas para la Argentina. Porque era un candidato menos tolerante, que estaba totalmente identificado con los sectores empresarios más duros y que, no casualmente, son los más perjudicados por las trabas aduaneras».

Acuerdo automotor, clave
La permanencia de Dilma en el poder también es alentadora para los industriales argentinos, dado que en pocos meses deberá encararse la negociación tendiente a firmar un nuevo acuerdo automotriz, el cual debería comenzar a regir desde el 1° de julio de 2015 y se extenderá hasta el año 2020. 

Cabe recordar que en junio, ambas partes decidieron prorrogar el pacto actual, fijando unflex o cupo de 1,5. Esto implica que, por cada divisa que se exporte al mercado brasileño, el país vecino podrá colocar no más de un dólar y medio en la Argentina.

El punto clave es que la poderosa Anfavea, la entidad que reúne a los fabricantes de autos de Brasil, exigía una liberación total del comercio, algo que, según analistas, hubiese puesto en peligro inversiones y puestos de trabajo en la industria local.

Sin embargo, el gobierno de Rousseff cedió en las negociaciones y aceptó mantener el sistema de cupos por un año más, hasta que se encare una nueva negociación.

En cambio, de haber llegado Neves al poder, el panorama para la negociación bilateral del acuerdo automotor se hubiese modificado drásticamente.

Sucede que el candidato del PSDB se había declarado abiertamente en contra de lasregulaciones al comercio y en su plataforma de gobierno hizo especial hincapié en la necesidad de que la industria brasileña se abriera al mundo y forme cadenas de valor a nivel global.

Con los ojos en el tipo de cambio

Apremiada por la creciente inflación, que este año va camino a tocar el 6,5% -el punto más elevado de la meta que se había trazado su gobierno-, Rousseff ya anunció quemantendrá la misma política en el manejo del tipo de cambio.

Cabe destacar que el Banco Central de Brasil apela al sistema de «flotación administrada», es decir que suele intervenircomprando o vendiendo divisas para evitar grandes fluctuaciones del dólar.

En diálogo con iProfesional, Luciano Cohan, economista de la consultora Elypsis, destacó que «durante buena parte de su gestión, Rousseff avaló una fuerte apreciación del real, que le fue muy beneficiosa a la Argentina, dado que le dio más oxígeno a las empresasnacionales, apremiadas por la suba de costos».

Sin embargo, destacó que, en los últimos meses, debido a un escenario global de mayorfortalecimiento del dólar, «el real se fue devaluando, como también sucedió con el resto de las monedas de las economías emergentes».

Así, con una relación de 2,5 reales por dólar, Brasil acumula un debilitamiento de su moneda del 13% desde el mes de abril, tocando su valor más bajo desde el año 2005 (ver gráfico).

Para Cohan, «estas son malas noticias para la Argentina, que está acostumbrada a utilizar al dólar como ancla de la inflación».

Según el economista, «la devaluación de comienzos de año ya se consumió completamente. No sólo eso, la suba de precios llevó a que la competitividad cambiaria hoy sea un 4% peor que la de enero, antes del salto de la moneda, y se ubique en los niveles dediciembre pasado» (ver cuadro).

En este contexto, un ascenso de Aécio, hubiese implicado incluso mayores riesgos para laindustria local, dado que el candidato que perdió en la segunda vuelta defendía un tipo de cambio más fluctuante, especialmente si eso representaba una desvalorización del realque ayudara a los exportadores brasileños.

Lo que sucede con el real no le es indiferente al dólar en la Argentina. Cuanto más debilite su moneda el país vecino, mayor presión tendrá el BCRA para acompañar esa devaluación de modo tal que los productos albicelestes no pierdan competitividad cambiaria.

En este sentido, la victoria de Dilma traer algo de respiro a estas tierras porque se muestra menos partidaria a depreciar su signo monetario, como sí lo propiciaba Neves.

«Si nos guiamos por el perfil de ambos candidatos, Aécio estaba mucho másemparentado con Fernando Henrique Cardoso. Es decir, respondía a un perfil mucho más ortodoxo que apuntaba a defender los intereses de los industriales brasileños«, sostuvo Ponce.

Para los expertos, un real por encima de las 3 unidades por dólar se traduciría en mayores problemas para los exportadores argentinos, que deben lidiar con una inflación del 40% anual y un tipo de cambio oficial que no acompaña.

Si bien la permanencia de Rousseff no es garantía de que no sobrevenga una devaluación, sí le genera menos temor a los empresarios locales que, vale mencionar, actualmente colocan en Brasil casi el 90% de los autos exportados desde la Argentina, el 62% de los derivados decaucho, el 60% de los productos plásticos, el 58% de los textiles nacionales y el 40%de los calzados que salen al mundo (ver cuadro).

El futuro del bloque
Para Elizondo, «con el triunfo de Dilma, el Mercosur como se lo conoce hoy en día, corre menos riesgos».

«El bloque está detenido, empantanado, recibe cada vez menos inversión externa y el comercio entre los socios no para de caer. Es necesaria una reformulaciónRousseff seguramenteplanteará cambios pero manteniendo la estructura«, explicó.

En cambio, si Aécio hubiese resultado victorioso, Ponce no dudó en afirmar que «se hubiesen venido tiempos difíciles para la Argentina, dado que el candidato del PSDB había dejado en claro que iba a impulsar acuerdos de libre comercio por fuera del bloque».

«Neves apuntaba a flexibilizarlo. Y, para ello, iba a plantear una modificación de laestructura jurídica del Mercosur, poniendo en riesgo la unión aduanera que hoy, gracias a las preferencias arancelarias, es la que oculta la ineficiencia y la improductividad de laindustria Argentina«, acotó Elizondo.

De este modo, no dudó en afirmar que «con Aécio como presidente, hubiésemos tenido queenfrentar más rápido nuestros problemas derivados de la falta de competitividad, porque en poco tiempo seguro íbamos a estar peleando por un lugar en el mercado brasileño enigualdad de condiciones frente a otros países«.

Pese a esto, desde Abeceb, Sica destacó que ninguno de los dos candidatos estaba encondiciones de ayudar a la Argentina en el punto más importante: hacer despegar en 2015a la economía brasileña y, junto con ella, a las exportaciones de productos albicelestes, que se encuentran en el peor nivel desde 2010.

 

 

Fuente: www.lanacion.com.ar 28/10/2014

La insostenible situación del comercio exterior fue un tema ampliamente tratado en el coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA).Sucede que prácticamente no hay empresa que no tenga inconvenientes con las importaciones, por múltiples motivos.

De un tiempo a esta parte, se consolidó la práctica extendida y arbitraria de «observar» las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) de cualquier empresa sin importar, este año, su balance entre exportaciones e importaciones, ni su lista de precios.

Luego, la obtención de este permiso del Gobierno para importar dejó de ser garantía suficiente para poder traer un insumo o un bien de capital desde el exterior. Debe conseguirse la «figurita difícil», el dólar, cuya autorización la brinda el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Pero por estos días, ni siquiera contar con la preciada divisa alcanza para poner en marcha una línea de producción o reactivar una fábrica que viene sorteando el agotamiento de los stocks y la baja de la demanda intercalando vacaciones anticipadas, recorte de turnos y hasta suspensión de personal. El Banco Central exige que el empresario al que le autorizó las divisas para girar a su proveedor o casa matriz en el exterior concrete o realice físicamente la importación en un plazo que no puede superar los 120 días. El Banco Central primero redujo los montos autorizados para pagar importaciones. Ahora, bajó de 1 año a 4 meses el tiempo permitido para el ingreso aduanero en el país de las importaciones por las que se realizaron pagos anticipados.

Las distintas cámaras empresarias, desde la que representa a los importadores, hasta las de comercio exterior provinciales y la cámara madre (Cámara de Comercio) advirtieron sin éxito aún que no es posible cumplir con esos plazos sencillamente porque una cadena global de valor tiene tiempos productivos y logísticos que no son contemplados por la administración financiera del país.

Un procedimiento industrial, que puede incluir el pedido de fabricación de una matriz para construir bienes intermedios necesarios en una producción en la Argentina necesita de tiempos e intercambios entre los ingenieros de ambas partes, envíos y correcciones varias de muestras, y procesos aduaneros y de transporte. Cumplir con esta norma es operativamente muy difícil, y se le suma la incertidumbre de saber qué pasa si se la incumple.